Shiva expone: "Tras posar su mirada en un objeto cualquiera, lentamente el yogui debe retirar la atención junto con cualquier pensamiento; de este modo ¡oh Diosa!, se convierte en un templo vacío".
El aspirante se concentra plenamente en un objeto externo con total atención, toda la atención está en el objeto. Ahora hay un momento importante: lentamente esta plena atención deja de estar en el objeto y se dirige al sujeto, a la mente del meditador libre de todo pensamiento y concepto, al testigo. Tal como dice Shiva en el verso, 'de este modo se convierte en un templo vacío', es decir, reconoce el espacio de plenitud que existe más allá de los cambios de la mente, y el practicante descansa en su propia plenitud. Esta contemplación sería cercana a la visión de samadhi que Patañjali expone en los Yoga Sutras. Ciertamente, el yogui se concentra plenamente (dharana), entra en el proceso de meditación (dhyana) y desaparece en la Conciencia una (samadhi). (texto extraído de un artículo de Swami Satyananda Saraswati) |
El trabajo del aspirante ante esta sublime enseñanza es, por medio de la intensidad de su práctica, destruir los conceptos de su mente que le llevan a percibir un mundo dual, impidiéndole reconocer la presencia divina en todo.